Hoy me hacen feliz las sábanas de la vida.
Enjuagué las sábanas de la cama.
Tendí las de la cama y las contemplé
dar palmadas y alzarse como gaviotas.
Cuando estuvieron secas las descolgué
escondí mi cabeza entre ellas.
Todo el oxígeno del mundo estaba en ellas.
Todos los pies de bebés del mundo,
Todas las ingles de los ángeles del mundo,
todos los besos matinales estaban en ellas.
Todos los juegos a la pata coja en las aceras,
Todos los ponis de trapo estaban en ellas.
De modo que esto es la felicidad,
ese jornalero
Anne Sexton
TAKING WOODSTOCK de Ang Lee
Tras sus poderosas y desgarradas "Deseo, peligro" y "Brokeback mountain", Ang Lee nos ofrece una apuesta aparentemente más modesta, cálida e intimista acordándonos a la historia de un festival de música y baile mítico en la historia de los EEUU del pasado siglo. Aparentemente estamos más cerca del mundo de "La tormenta de hielo" y la radiografía de un microcosmos en crisis y una sociedad cambiante aunque su "Taking Woodstock" nos sitúa en un universo más plácido y unos personajes aparentemente más sencillos.
De nuevo, su apuesta rezuma sabiduría, inconformismo, serenidad y juventud y Lee demuestra que dirige con igual maestría a actores y actrices en situaciones de drama y de comedia. En su último filme encontramos intimismo, nostalgia y sinceridad audiovisual en una propuesta pequeña pero llena de vida, ritmo y color.
Una película sensible y tierna que se aleja del documental colosalista y mistificadora del evento musical en favor de un formato a la vez realista, irónico y sensual. Dividendo la pantalla, mezclando formatos, dosificando los tiempos, las canciones y los espacios, conjugando cotidianeidad, hedonismo y espectáculo , Lee ha conseguido otro fresco a la vez tierno e implacable de un mundo que, al mismo tiempo, le sorprende, indigna y fascina. La llegada de los jóvenes inconformistas de finales de los sesenta a un mundo provinciano invadiendo cuerpos y mentes, removiendo pasiones, intereses y conciencias esta observada con tenue nostalgia y cierto distanciamiento. Ambivalente añoranza del pasado y búsqueda incierta de la renovación en una sincera, vitalista y más que apreciable muestra de cine independiente. A destacar el fantástico trabajo actoral de Henry Goodman como Elliot, un joven que no se arredra ante circunstancias adversas y cuyo mundo interior entra en conexión con la eclosión de una sociedad en crisis.
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