Wednesday, December 26, 2012
LA CARNE Y LA METÁFORA
Monday, December 24, 2012
COSMÓPOLIS
INTRUDERS
Sunday, December 02, 2012
HYSTERIA
Friday, November 23, 2012
CINE Y VIH
Saturday, November 10, 2012
EL OJO DE LA CERRADURA
Saturday, October 27, 2012
ESPEJITO, ESPEJITO...
Tuesday, September 04, 2012
ELEFANTE BLANCO
Wednesday, July 11, 2012
Monday, April 16, 2012
UN METRO LLAMADO "DESEO"
SHAME
Después de la buena acogida crítica de la áspera “Hunger” (ambientada en una terrible prisión) el realizador Steve McQueen se situa como una de las grandes voces del cine contemporáneo con “Shame”, una pequeña obra maestra del cine independiente que mezcla con milimétrica precisión la comedia dramática, sexual y negra con el melodrama desgarrado sobre la soledad y el miedo al compromiso . La presencia del sex-symbol Michael Fassbender puede despistar a los que esperen un filme erótico pues a pesar de sus “acrobacias sexuales” estamos ante la historia, dura, sombría y narrada con precisión, de Brandon , maduro un adicto al sexo que logra compaginar su vida laboral con su patológica psicología, y ante la historia de Sissy (estupenda, también, Carey Mulligan) su insegura, cálida y neurótica hermana que está a punto de robarle la película a un espléndido Fassbender cuando canta una versión triste ante la cámara la canción “New York, New York” de John Kander y Fred Ebb en un local de espectáculos . Estupenda pues la eclética banda sonora, las imágenes cristalinas y la nítida fotografía en color así como la forma a la vez desprejuiciada y gélida con la que Steve se aproxima a sus personajes principales, utilizando planos largos y queriéndolos, compadeciéndolos, escrutándolos y odiándolos casi al mismo tiempo.
“Shame” es una historia urbanita hasta la náusea poblada de despachos, apartamentos de diseño, estaciones de Metro, calles del centro, clubs nocturnos y hoteles de lujo donde el protagonista masculino da rienda suelta a sus inagotables fantasías sexuales (mostradas de forma mas o menos explícita) sin que parezca obtener una gran satisfacción personal de las mismas y donde su hermana lo busca desesperadamente con una mezcla de amor e inseguridad en un filme que a ratos parece frio como el hielo y en otras ocasiones sentido y nítido como la belleza nórdica de su protagonista y en algunos momentos sentimental, tensa y crispada como esa lejana tierra de la que provienen estos dos singulares “perdedores” de una sociedad basada en lo material, la falta de escrúpulos y el culto a las apariencias.
Sunday, April 01, 2012
ADIOS A ADRIENNE, CON UN VERSO
Adrienne Rich ha sido una de las figuras intelectuales más importantes de nuestro tiempo. Musa del feminismo de los cincuenta y sesenta, poetisa incansable, ensayista y filosofa, se ocupó de temas como la autonomía personal, social y económica de las mujeres, la heterosexualidad obligatoria, la maternidad como institución o las diferencias raciales compartiendo su premio Nacional de las Letras de EUU con la feminista negra, también madre y poeta, Audre Lorde. Sus ensayos (“Sobre mentiras, secretos y silencios”, “Nacemos de mujer” o “Sangre, pan y poesía”) siguen siendo reeditados por la vigencia de los temas que trata: la explotación de la mujer en la sociedad capitalista, la doble discriminación de las lesbianas negras, la memoria de las poetisas suicidas o mal conocidas y la lucha por una universidad centrada en las mujeres. Hoy su pensamiento iconoclasta -tachado erróneamente de esencialista- puede parecer discutible, e incluso superado, pero algunos de sus ensayos y poemas reflejan su brillo sobre nuestras conciencias e iluminan nuestras bibliotecas dotándolas de un espíritu de lucha y compromiso poco habitual en los intelectuales estadounidenses. Mujeres de varias generaciones, el derecho al propio cuerpo y la libre sexualidad, la larga lucha contra el racismo y el clasismo en EEUU, el compromiso con Latinoamérica y con la herencia cultural de “nuestras madres” fueron algunos de los senderos que surcó la prosa poética y la poesía comprometida de esta mujer excepcional que nos ha dejado hace dos días. Su legado no es solo vigente, sino también de sangrante actualidad. Sus maravillosos veintiún poemas de amor nos hablan, como toda su obra, del cuerpo, el amor y la historia.
Fuimos dos amantes de un mismo sexo, fuimos dos mujeres de una misma generación
Sunday, March 11, 2012
UN CORAZÓN EN BEIRUT
Y AHORA ¿ADONDE VAMOS?
“Si nuestros padres ya no comprenden lo que somos
Lo que nos den hará jamás de nosotros hombres
Nuestras pobres madres que nos perdonan a pesar de todo lo que saben
Error, Madonas, son vuestras entrañas las que reciben
Así es la nostalgia del arma
Sí van los hombres que se van
Y nos dejan la elección de las lágrimas
FFF, La vague à l’arme
En una aldea perdida de el Líbano, en un cálido pero tenso microcosmos, se sitúa la acción de “Y ahora ¿adónde vamos”? el segundo largometraje de la actriz y directora Nadine Labaki. Comprometida con la situación de su país- maltratado por las guerras, la intolerancia y la violencia- y también con el papel de las mujeres en un mundo que les da la espalda, Labaki vuelve a demostrar que es una gran mezcladora de sonidos y colores, humor y tragedia, humanismo e ironía. Tal vez menos redonda, menos refinada, sensitiva y algo más retórica que “Caramel” “Y ahora ¿adónde vamos” es una versión moderna del clásico de la comedia irreverente “Lisistrata” del dramaturgo griego Aristófanes situada en el corazón herido y sangrante de Oriente Medio y en un pequeño pueblo donde la autora se acerca a personajes en tono de comedia de costumbres y equívocos , pero con un trasfondo trágico que va saliendo a la luz progresivamente. De nuevo la religión aparece como trampa, artificio, ilusión, peligro y también como tabla de salvación en el segundo trabajo de una directora cristiana, pero moderna y heterodoxa. Mujeres de negro sobre fondo blanco, mujeres que fingen estar poseídas, espacios y momentos lúdicos contra la cerrazón belicista y los fusiles escondidos.
Labaki, que encarna nuevamente uno de los personajes principales del filme, nos narra con gran destreza narrativa y un casi cándido sentido del humor las pericias y estratagemas de las mujeres (de diferentes edades, culturas y familias) de este pueblo empobrecido por evitar que los hombres (atentos al desarrollo de las noticias de las guerras entre religiones) se embarquen en otra confrontación sangrienta, inmediata y fratricida. Antimilitarista y poética, seca y dura, pero también llena de ritmo, musicalidad y hasta números coreográficos (de primera categoría) estamos ante una historia algo ambiciosa a la que el talento visual y el ágil montaje de su directora sabe llevar a su propio terreno de bondad e inteligencia.
Wednesday, February 29, 2012
UN POEMA DE UN AMIGO
El dolor es fuego en mi pecho
arde el llanto de mis lagrimas
imaginar la peor pesadilla
brotar de nuevo
en un sueño perfecto
pero ver la realidad dolorosa
hacer escamas
todo lo magnifico
y sin ser pez perdido
en un océano de lava
pues después de ser herido
con la cura incurable
no es ser más sensato
ser la persona imparable
que brotar con el llanto
el dolor siempre se anuda
a mi garganta que no pregunta
pues el sueño de mi niño
que te despierta dolido
temas que vuelva
con los pelos ya crecidos
Jesus (Mont Pert)
Wednesday, February 22, 2012
BORDERLINE
No se trazar una línea
no se dibujar un borde
el último libro fantástico lo arroje, como Carl Salomon, contra una ventana enemiga
la última película se bloqueo en el ordenata
bordeline, no soy asertivo, no me subo la brageta, me quede celebrando navidades rancias
odiando diosecillos para los que nunca existí
vivo en un tiovivo molesto, que molesta, que hace ruido
que por las noches silencioso se cubre de lona y lluvia
gotas mojadas sobre tu rostro, mi rostro esta furioso
al borde de la ira, pero contenido por el mirar de los pantalones vaqueros de los chicos, las sonrisas de barba de dos dias
por las sonrisas de los psicólogos en batas pulcras
por la amenaza de un futuro de miseria y soledad
Estamos yo y nosotros, tu y ellos,
Sentados en la misma mesa
Sorbiendo el mismo descafeinado de máquina
y no obstante, tan lejanos, tan desconfiados
como un terrón de azúcar y un bote de sacarinas negadas para el ballet
Tuesday, January 31, 2012
TIMIDO VIAJE AL CORAZÓN DE LA BESTIA
J.EDGAR
Construida con buen pulso y a través de alambicados saltos espacio temporales “J. Edgar”; excesivamente discursiva, no es la mejor película de Clint Eastwood, pero si aquella en la que -quizás debido al guión de Dustin Lace Blank “ Mi nombre es Harvey Milk”- el director de “El intercambio” da su visión más pesimista de la vida estadounidense y sus costumbres. Arropada nuevamente en una minuciosa reconstrucción de la época y en una contrastada iluminación de Tom Stern, “J. Edgar” se apoya demasiado en la individualidad de un personaje antipático para retratar la historia de los EEUU desde los años treinta hasta el mandato de Nixon y, con algunas pinceladas aceradas y otras algo almibaradas, nos da una visión caleidoscópica de la vida privada y pública del jefe del FBI.
El fascismo y la paranoia instaladas en la sociedad estadounidense están en el trasfondo de “J. Edgar”, pero Eastwood suaviza las aristas de su narración con su habitual canto al individualismo, sus apuntes sentimentaloides y su amor incondicional a las pequeñas virtudes que, a pesar de las grandes manchas de su historia, atribuye a los EEUU, que -a pesar de sus páginas más vergonzosas- parece ser el único modelo posible de organización sociopolítica. Así el filme apoyado en el que es sin duda el mejor trabajo de Leonardo Di Caprio hasta la fecha, logra un sólido y mordaz fresco histórico y nos acerca a uno de los personajes más lúgubres y contradictorios de la historia del siglo pasado. Un hombre que persiguió a las minorías, silenció a las mayorías y dio la espalda a todos en aras de todos sus intereses y de los suyos, pero también un hombre abatido por sus propias contradicciones, secretos y su desmedida egolatría. Estamos ante un filme interesante aunque desigual que, debido a su excesiva longitud y al notorio protagonismo de Di Caprio, ensombreciendo incluso a Judi Dench y Naomi Watts, nos da una visión algo blanda, pero bastante completa y documentada, del lado oscuro del establishement norteamericano: la delación, la competititividad, la doble moral, el heroísmo y la falta de escrúpulos de un personaje que llegó a obtener un inmenso poder convirtiéndose en el brazo derecho de los filibusteros y retrógrados que todavía pululan por la grandes esferas de la política internacional.
Thursday, January 05, 2012
SEGUNDA PIEL
LA PIEL QUE HABITO
“El cine de terror no es que represente nuestros miedos pero si presenta la parte más oscura del ser humano, algo muy específicamente humano. Un tipo de cine de terror trabaja, como lenguaje, casi exclusivamente con el cuerpo humano, pero se lo digo en un sentido como lo entendería un surrealista: al cuerpo humano se le ataca, se le trocea, casi es el principal paisaje donde sucede todo”
Frederic Strauss “Pedro Almodóvar, Un cine visceral, 1995.
Precedida de cierta polémica, desconcierto y división de opiniones, “La piel que habito” resulta finalmente la mejor película de Pedro Almodóvar desde “La mala educación”. Aunque se comenta que el realizador ha recibido – por parte de un sector enfadado del público- comics, pelucones y hasta bolsas de cocaína para que vuelva al terreno de la comedia satírica y de situaciones que tantos y tantas adeptos le ha proporcionado, la crítica internacional y buena parte de la española han puesto sus ojos desorbitados en la última producción de El Deseo firmada por su creador. Un Almodóvar que efectivamente da la espalda a los admiradores de su lado más frívolo y cercano a la comedia sucia, gamberra y punk de “Pepi, Luci…” o “Laberinto de pasiones” , a los que lo conocen como cronista de la llamada “movida madrileña”, o como autor de la comprometida “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” y de la blanca, amable y postmoderna “Mujeres…” acercándose -desde una mayor madurez estilística- a sus trabajos más turbios y más próximos a los códigos del cine negro: “Carne Trémula·”, basada en la novela homónima de Ruth Rendell, “La ley del deseo” o “Hable con ella”. Esto, unido a la presencia del ya hollywoodiense Banderas -rescatado para esta interpretación por quien fue su descubridor- ha hecho que los premios de Hollywood vuelvan a fijar su atención en el director de la sobrevalorada u taquillera “Volver”. Nuevamente la música y las canciones comentan y acompañan la acción y hacen referencia a paisajes claves de una obra saturada de dobles sentidos y una despiadada ironía a la hora de acercarse a personajes complejos o simples. Críticos como Alberto Mira[i] se han referido a la persistente pereza intelectual de un sector de la crítica española (liderado por Carlos Boyero) a la hora de aproximarse a las claves de los filmes del realizador manchego. Crítica que cobra especial relevancia cuando se trata de sus filmes más crípticos e iconoclastas como el que nos ocupa, o “La mala educación”, dotados ambos de una construcción espacio-temporal que requiere la atención del espectador y la deconstrucción de un espacio saturado de chistes privados y públicos.
Se nos ofrece en esta ocasión un complejo relato gótico lleno de guiños cinéfilos, de Georges Franju (Les yeux san visage) al doctor Frankenstein, pasando por el Hitchcock más romántico de “Vértigo”-otro filme sobre el “amor de un loco” o “Rebeca” que evoca una vez más la partitura evanescente de Alberto Iglesias. Un relato que, sin embargo, el controvertido realizador ha conseguido hacer suyo al conseguir una abstracción y un refinamiento estético difíciles de superar, aun sin abandonar sus constantes: la codicia, la posesión, los celos, el odio, la traición, el rencor y el sexo. Sirviéndose de una adaptación libérrima y nada fiel de la novela de Thierry Jonquet “Tarántula”, el director de “Todo sobre mi madre” vuelve a enredarnos en un argumento alambicado, imposible y difícil de tomar en serio todo el tiempo, pero urdido con astucia y que, en más de un momento, logra llegar a las tripas del espectador gracias a la fuerza que desprende el duelo interpretativo entre un hierático, entonado y terrorífico Antonio Banderas, como el “cirujano de moda”, enloquecido y encerrado en su mundo, y una entregada y esforzada Elena Anaya, la victima que él esconde en ese ominoso caserón toledano lleno de secretos del pasado.
Hay mucho humor, o más bien mucha ironía y sarcasmo , en los entresijos de “La piel que habito” y es probable que su mezcla de goticismo, experimento visual, suspense y postmodernidad, sus coqueteos con el melodrama familiar y el cine de horror científico provoquen el rechazo de más de un fino paladar, pero nuevamente el director subyuga a través de sus formas audiovisuales, su banda sonora, su falta de vértigo y su manera de lograr personajes intensos y hacer creíble y cercano lo más inverosímil, arremetiendo de paso contra la «clase médica», su altivez y sus miserias como no lo hacía desde “Hable con ella”. Y, tal vez, resulte ser ése el filme de Almodóvar más próximo en sus escenarios al mundo febril, deshumanizado, claustrofóbico y surrealista en el que luchan sin tregua los y las protagonistas de “La piel que habito”. Un mundo a la vez reconocible y fantasioso, opresivo y elegante, aséptico, cristalino y sucio, donde se mezclan sobremanera los ensueños totalitarios de la ciencia con la lucha entre los géneros sexuados y los géneros cinematográficos como el melodrama en su vertiente gótica , la comedia ácida y negra y el suspense de raíces psicológicas.
Es un trabajo libre, aunque trazado con precisión que puede verse como una comedia negrísima, una fantasía irónica acerca del cuerpo y el sexo o un melodrama romántico con ecos de los clásicos del cine fantástico como fantástica es la división entre lo masculino y lo femenino, entre la ciencia y la superstición, entre la risa y el miedo. Aunque en algunos pasajes Elena Anaya parezca superada por las muchas aristas de su personaje y no sea del todo creíble la naturalidad psicológica con la que asume el “cambio de sexo” a la fuerza (una vaginoplastia realizada en el quirófano de una mansión-clínica sacada de los archivos del cine de miedo) , la película está llena de instantes cautivadores en los que lo visual y lo narrativo se pelean y se enredan para goce de los que admiramos la caligrafía a la vez refinada y tosca de un director que, mientras homenajea a los maestros del suspense psicológico, vuelve a cuestionar algunas verdades aceptadas sobre las formas de dominación, sometimiento y maneras amar, odiar y sentir de los seres humanos. Hay en el filme momentos en que los personajes se ríen de su situación y otros en que la tragedia, casi goyesca, inunda la pantalla al igual que las referencias a los clásicos del cine fantástico, a la escultura andrógina y el cuerpo deshecho y a los bustos informes de Louise Bourgeois, o al propio Almodóvar de “Átame” donde ya había logrado otra interpretación colosal de un Banderas mucho más joven y simpático , aquí inquietante maestro de una ceremonia descabellada en la que la venganza, el “amour fou”, la transexualidad, la vampirización del “otro” , el peso del pasado sobre el presente, los miedos ancestrales a la locura, la pérdida, el dolor, las heridas físicas y psicológicas[ii], la muerte y las fronteras entre la masculinidad y la feminidad se con-funden de forma, si no genial, al menos asombrosa.
Mascaras, caretas, uniformes, vestidos, carnaval, géneros difusos y fusión de géneros cinematográficos. Pocas veces estuvo Almodóvar tan cerca de las modernas teorías sobre el género y la sexualidad como constructos sociales. Tenemos algo del panóptico de Foucault, el quirófano de Butler, el cuerpo sin órganos de Deleuze, el ropero de Joan Riviere, algo del sadomasoquismo de Pulet o Califia y las prótesis de Preciado, Bourcier o Hallberstram. Y hasta una sobredosis de armarios reales y simbólicos que harían las delicias de la recién desparecida E.K. Sedwigk.
“La piel que habito” es la historia de un secuestro, un rapto brutal, pero también la historia de un cuerpo, de mentes enfermas y seres que mutan, de criaturas al límite, que se odian o que fingen amarse para poder escapar. La imagen de Elena Anaya contemplada por Antonio Banderas en una gigantesca pantalla “en la habitación contigua” nos recuerda a la de José Luis Gómez espiando a una alterada Penélope Cruz en una pantalla en “Los abrazos rotos” y a ese hospital lleno de intrigas donde se debaten entre la vida y la muerte una pálida joven bailarina (Leonor Watling) y una morena, neurótica e inconstante torera de éxito (Rosario Flores), agonizando ambas, como princesas del hospital, en sendas habitaciones en “Hable con ella”. Como esa bella durmiente que es “Normita” (Clara Sánchez), la hija del médico completamente medicalizada (normativizada) y traumatizada por el trágico suicidio de su madre, que intenta salir de su fobia social y solo encuentra figuras masculinas confusas y contradictorias que aunque parecen querer rescatarla la hunden más en su extraña depresión. O esa oveja negra disfrazada de tigre que resulta ser Secca (Roberto Álamo) el hijo de Marisa Paredes y la cara opuesta de su hermano Robert (Banderas). Un toque de humor carnavalesco para un filme sobre la piel y el disfraz, sobre la cirugía y la violencia fundacional sobre los cuerpos, los géneros y la sexualidad.
El filme nos habla también -como otros- del miedo a la locura y de la obsesión, convirtiéndose Robert en uno de esos personajes quiméricos de la obra almodovariana cuyo maquiavelismo (como el de los protagonistas de “La mala educación”, “Átame”, “Kika” o “Matador”) no conoce límites, pero que a la vez se vuelve increíblemente vulnerable cuando los seres que cree controlar se comportan de forma diferente a la esperada.
El terror en Almodóvar es más conocido a través de su faceta de autor de comedias descabelladas o filmes sexualmente valientes como una forma de profundizar en los recovecos del melodrama clásico llevándolo cerca del grand guignol, al tiempo que explora la materialidad y la fisicidad, el cuerpo herido o mancillado, el cuerpo sexuado, el cuerpo quemado, el cuerpo disciplinado, el cuerpo marcado por violencia real o simbólica, muestra evidente de hasta qué punto el cuerpo puede ser un disfraz o un vestido. La delicadeza y el amor por la ropa “femenina” que transmite el personaje de Jean Cornet (creando uno de los jóvenes “heteros delicados” más logrados de la filmografía de Almodóvar) contrasta con la figura de madraza antigua, ama de llaves de “Rebeca” y estirada sirvienta que encarna Marisa Paredes e incluso con la energía viril de Elena Anaya enfundada en un “body” negro. El personaje se vuelve más activo y luchador cuando se convierte en mujer. Robert (Banderas) es un médico que, al igual que el doctor Frankenstein, ha creado una criatura que escapa a su control cuando cree vengar la violación de su hija Normita a quien él mismo y una desastrosa historia-trayectoria familiar han convertido en una chica con “fobia social” y con tendencia a esconderse en el armario de una clínica mental para huir de la ominosa presencia paterna. Normas sociales contra impulsos sexuales y también contra y con fantasías de dominación y totalitarismo, fobias personales y terror a los seres humanos. La misma fobia social que trata de inculcar a una chica fuerte -que fue un chico “poco común”- y tiene ahora las facciones de su mujer, pero no cumple una promesa de fidelidad hecha por un estamento y un hombre que, a pesar de su resistencia ancestral, hoy no son tomados en serio por todo el mundo y que, en cierto sentido, al igual que otras instituciones inherentes a nuestro universo simbólico , empiezan a pertenecer al pasado.
[i] Mira. Alberto. Miradas insumisas. Gays y lesbianas en el cine. Editorial Egales, Madrid-Barcelona, 2011
[ii] Como señala Alberto Expósito “el cuerpo, la textura corporal es el mundo en el que habita gran parte de la narrativa almodovariana, así como su proximidad al cine de terror como género donde el cuerpo descuartizado o mancilladlo se vuelve objeto de interés y fascinación morbosa. Martínez Expósito, Alberto. Escrituras torcidas. Ensayos de críticas de queer. Editorial Laertes, 2007. Rey de Bastos.