Sunday, March 11, 2012

UN CORAZÓN EN BEIRUT










Y AHORA ¿ADONDE VAMOS?


“Si nuestros padres ya no comprenden lo que somos
Lo que nos den hará jamás de nosotros hombres
Nuestras pobres madres que nos perdonan a pesar de todo lo que saben
Error, Madonas, son vuestras entrañas las que reciben
Así es la nostalgia del arma
Sí van los hombres que se van
Y nos dejan la elección de las lágrimas

FFF, La vague à l’arme

En una aldea perdida de el Líbano, en un cálido pero tenso microcosmos, se sitúa la acción de “Y ahora ¿adónde vamos”? el segundo largometraje de la actriz y directora Nadine Labaki. Comprometida con la situación de su país- maltratado por las guerras, la intolerancia y la violencia- y también con el papel de las mujeres en un mundo que les da la espalda, Labaki vuelve a demostrar que es una gran mezcladora de sonidos y colores, humor y tragedia, humanismo e ironía. Tal vez menos redonda, menos refinada, sensitiva y algo más retórica que “Caramel” “Y ahora ¿adónde vamos” es una versión moderna del clásico de la comedia irreverente “Lisistrata” del dramaturgo griego Aristófanes situada en el corazón herido y sangrante de Oriente Medio y en un pequeño pueblo donde la autora se acerca a personajes en tono de comedia de costumbres y equívocos , pero con un trasfondo trágico que va saliendo a la luz progresivamente. De nuevo la religión aparece como trampa, artificio, ilusión, peligro y también como tabla de salvación en el segundo trabajo de una directora cristiana, pero moderna y heterodoxa. Mujeres de negro sobre fondo blanco, mujeres que fingen estar poseídas, espacios y momentos lúdicos contra la cerrazón belicista y los fusiles escondidos.


Labaki, que encarna nuevamente uno de los personajes principales del filme, nos narra con gran destreza narrativa y un casi cándido sentido del humor las pericias y estratagemas de las mujeres (de diferentes edades, culturas y familias) de este pueblo empobrecido por evitar que los hombres (atentos al desarrollo de las noticias de las guerras entre religiones) se embarquen en otra confrontación sangrienta, inmediata y fratricida. Antimilitarista y poética, seca y dura, pero también llena de ritmo, musicalidad y hasta números coreográficos (de primera categoría) estamos ante una historia algo ambiciosa a la que el talento visual y el ágil montaje de su directora sabe llevar a su propio terreno de bondad e inteligencia.