Friday, November 23, 2012

CINE Y VIH



 

Se acerca el día mundial de lucha contra el Sida. No es mala ocasión para hacer recapitulación de la historia del VIH en la gran pantalla, desde los telefilmes moralistas o lastimeros o las películas tipo “Philadelphia” de Jonathan Demme, o los maravillosos alegatos contra la hipocresía y el silencio institucional surgidos de las filas del “new queer cinema” como “The living end” de Greg Araki, una suerte de “Thelma y Louise” con dos seropositivos de personalidades opuestas  al volante. O la virulenta  “Poison” de Todd Haynes  con su agria metáfora sobre la pandemia inspirada en el mundo de Jean Genet.

En Europa tuvimos filmes algo descerebrados como “Les nuits fauves” a mayor gloria de su autor Cyrill Collard o los testimonios documentales como la de la enfermedad  del escritor Herve Guibert o del realizador Derek Jarman (Blue). También hubo películas curiosas como “Los amigos de Peter” de Kenneth Branagh una comedia de enredos y amistad que concluía con la salida del armario serológico del anfitrión del encuentro. Con mayor visceralidad,  calidad, optimismo y también compromisos  también en el país vecino André Techine filma su obra mayor “Los testigos” (Les temoins) . Un filme  que está llamado a convertirse en el mejor testimonio filmado acerca del surgimiento de la pandemia y sus repercusiones sociales  en la Francia de la noventa. Un trabajo coral, que a pesar de ser un drama en toda regla, incluía una lección de lucha y optimismo. También de Francia es la comedia humanista, satírica y romántica “Drôle de Félix” sobre un joven seropositivo que recorre Francia en busca de su verdadero padre, encontrándose con diferentes tipos humanos. El filme de Oliver Duscastel como “Close to Leo” de Christopher Honoré nos mostraba que es posible vivir y amar con la pandemia incluso en una sociedad no tan avanzada como quiere aparentar.

 

En España Miguel Albadalejo nos obsequio con la comedia melodramática “Cachorro” con una excelente primera parte pero un final un tanto aparatoso. En ella nos narra la vida de Daniel un dentista seropositivo que debe enfrentarse a los sectores conservadores del Madrid del momento. Una visión diferente es la de Almodóvar en “Todo sobre mi madre” o la de León de Aranoa en “Princesas” donde la seroconversión es un aspecto tangencial en la trama del filme.

De Canadá nos vino la algo truculenta “Tres agujas” de Thom Fitzgerald, testimonio de la enfermedad en diferentes lugares del mundo y como esta afecta a diferentes sectores de la población, hablándonos también del negocio de la sangre.

Visiones de comedia musical como “Jeffrey”, “Zero patience” o la francesa “Jeanne et le garçon formidable” han venido a desdramatizar la enfermedad, a mostrar las vidas de los que viven y aman con la enfermedad, sin dejar de dar testimonio que aún nadamos en un mar de prejuicios con los que hay que terminar.

Saturday, November 10, 2012

EL OJO DE LA CERRADURA


 


DANS LA MAISON

 


 
“Dans la maison” no es la película más redonda de Ozon pero si un incisivo resumen de algunas de sus más queridas obsesiones y una mirada nostálgica a sus propios orígenes como realizador. De nuevo el autor de “Sitcom” o “El refugio” vuelve a hurgar en las tripas de la familia francesa del nuevo siglo a la vez que privilegia la mirada de personajes aparentemente marginales en un relato que aunque aquí denota su origen teatral aunque  muestra que ya de posee de sobra  los recursos fílmicos suficientes para combinar la literatura y el cine, los  diálogo  y la imagen con indudable  maestría.

Un juego de cajas chinas en el  que, como siempre en el director parisino, no elude los aspectos más oscuros de un relato que juega con la mezcla entre la realidad y la ficción, la literatura y la vida a la vez que otra parodia sobre la sociedad francesa y la enorme distancia entre lo que realmente  es y la imagen que quiere proyectar de sí misma.


No obstante Ozon parece, con todo, demasiado refinado para que su relato dentro del relato, para que su historia de una familia contada a través de los ojos y la pluma afilada de un adolescente acabe de convencernos del todo,  optando finalmente por el humor caustico y por  despojar a su historia de esa gravedad de la que se va empañando. Así, Kristin Scott Thomas parece algo perdida en su papel de galerista desencantada al igual que el encanto de “Dans la maison”  se desvanece un poco cuando el realizador hace aparecer a sus personajes a destiempo restando misterio y vitriolo a su cuento negro sobre un alumno aventajado y un profesor amargado. Inesperadamente Ozon pasa de puntillas sobre algunos de los agujeros más negros de su propia sátira y aunque los señala sustituye el encanto y la ambigüedad por un exceso de palabrería. 


El problema es que el creador  de “La piscina”  –para bien o para mal-  no es  Woody Allen y, aunque no descuida los aspectos formales de su puesta en escena,  tiende a una simplicidad paródica que no veníamos en las imágenes cautivadoras de “Bajo la arena” o “Mi refugio” optando por un “huis clos” mucho más avanzado que “Ocho mujeres” o “Gotas de agua sobre piedras calientes”  pero, finalmente,  por debajo de lo que podemos esperar de un retratista despiadado del ser humano y  de las relaciones de pareja que aquí parece algo domesticado por el éxito.