Tuesday, September 02, 2008

WALK ON WATER





El espía que ¿me amó?


Hansel y Gretel están vivos y bien
Y residen en Berlín
Ella es camarera y sirve cócteles
Él participó en una película de Fassbinder
Y ahora, de noche, se sientan juntos
A tomar Schapps y Gin
Y ella dice: Hansel, de veras me deprimes
Y ella responde: Gretel, de veras puedes ser una perra
Y continúa: he malgastado mi vida en tu tonta leyenda
Cuando mi único y verdadero amor
Fue la malvada bruja
Y él le responde: la historia es un ángel
Obligado a avanzar de espaldas al futuro
Y él ángel quiere regresar y arreglar las cosas
Reparar lo que fue destruido
De espaldas al futuro
Y a esa tormenta, a esa tormenta
la llaman
Progreso.

Laurie Anderson (“El sueño previo”)


Un asesinato al borde del mar. Un agente de la Mossad en busca de dos hermanos. Él guarda un secreto pero también ellos esconden los suyos propios. Del contacto mutuo ninguna de las dos partes puede salir indemne. Hansel y Gretel se han refugiado en Israel, su felicidad no es del todo completa, ya que Gretel-Pía sabe más que Hansel-Axel sobre las zonas oscuras del pasado familiar y casi tanto como Eyal, el agente justiciero “venido del pasado”.
La tierra prometida donde los dos hermanos quieren olvidar el pasado y encarar el futuro no es una tierra plácida, como nos indican esos atentados suicidas, que aquí resuenan como un eco en las noticias y que serán el eje temático de “The Bubble”, el último trabajo de Fox.


“Caminar sobre las aguas” es un filme amable y de visionado gratificante si lo comparamos con “Yossi & Jagger” o “The Bubble”, pero las cuestiones heredadas del uno (las sexualidades en un mundo militarizado, jerarquizado o en conflicto) y las que se pondrán de relieve en el último (el conflicto palestino-israelí, la frontera, los nuevos modelos de familia, el choque de culturas, la salida del armario) ya aparecen apuntadas en su hábil construcción dramática, donde no obstante, Fox y Uchovsky quieren ganarse al público internacional con una apuesta más apacible y, al menos en apariencia, más convencional.
Este es su primer filme rodado en inglés y el que les ha abierto definitivamente las puertas al mercado internacional, estrenándose en las salas comerciales de muchos países. Y ello pese a que la película contiene- en una de sus secuencias de acción, la más tensa del filme- una de las declaraciones políticas más violentas de Fox cuando Axel lamenta que Eyal no haya disparado sobre la banda de neonazis que los asaltan a la salida del metro y los golpean al verlos junto con un grupo de gays, travestís y transexuales, visibles… Estamos lejos del ascetismo, la sobriedad y la radicalidad ética y estética de Gitai o Avi Mogravi, pero a cambio tenemos una mirada fresca, joven u desinhibida sobre los mismos temas y algunos más.





El ángel de la muerte encarnado por Eyal (Lior Ashkenazi) encarna una masculinidad fálica, retrógrada, monolítica, inseparable de su pistola, incapaz de derramar una lágrima, carencia que él achaca a un trauma de nacimiento. Un ser que representa un papel y que busca venganza. Eyal ha provocado indirectamente el suicidio de la mujer que lo amó y ahora busca obsesivamente encontrar y asesinar al abuelo -un antiguo nazi escondido- de esos dos hermanos que, en cambio, van a conducirlo por terrenos desconocidos.

La sombra del pasado es como un fantasma impreciso que pesa en todo el filme sobre la vida de dos jóvenes aficionados a la música y el baile; que buscan encarar el presente y dejar atrás un pasado familiar sombrío, materializado en ese agente disfrazado de guía turístico, un varón de maneras corteses e intenciones homicidas . El segundo largo de Fox es un filme más digerible que “Yossi & Jagger”, o al menos no tan extremo, con un final más optimista y plácido y sus hábiles puntos de giro argumentales. Esta vez el conflicto bélico Israel-Palestina se encarna sobre todo en la furia vengadora de un agente secreto, un hombre que va a encontrarse con muchos secretos que acabarán enfrentándolo a su propia y fracturada identidad. Eyal monta en cólera cuando Axel se pregunta por las motivaciones de los terroristas palestinos, “por lo desesperada que tiene que estar esa gente…”. En cierto modo Fox está anunciándonos el tema de su siguiente largo, donde va a implicarse de lleno en el conflicto que sigue sacudiendo su país.





Una de los principales objetivos de “Walk on water” es mostrar cómo el amor, no sexual pero sí extremadamente sensual entre Eyal y Axel va a cambiar al primero, haciéndole abandonar la idea de matar. "Matas todo lo que amas" le dice , a la manera wildeana, su novia antes de suicidarse. Fox de nuevo interpela a las gentes de su país, hace un "tímido canto pacifista", aunque no llegue al desgarrado alegato antibelicista y la reflexión sociopolítica sobre el conflicto de “The Bubble”. El novio palestino de Axel está encarnado por Yousef Yoed Seid el mismo actor árabe que cobrará un trágico y romántico protagonismo en “The Bubble”, y a pesar de su presencia fugaz en el filme su frase lapidaria “los judíos estáis obsesionados con lo que os hicieron y no os molestáis en ir más allá…” resuena en todo el filme. Pero habremos de esperar al filme siguiente de Fox-Uchovsky para que la frase se materialice en una historia verdadera y en unas imágenes de amor y dolor, en las que la tragedia palestina aparece como la sombra de un nuevo tipo de holocausto, tal vez más sutil pero no menos devastador.

La reacción homófoba de Eyal cuando descubra el secreto de Axel (Axel es gay) será extrema porque en los rituales homosociales que han compartido- mear juntos, ducharse y bañarse juntos en el mar- Axel no ha revelado “su secreto”- no ha hablado lo bastante- pero Eyal, en esos mismos momentos de contacto físico y humano, ha compartido una parte íntima de sí mismo e incluso ha comenzado a dejar salir sus sentimientos . Cuando por primera vez falla en las pruebas de tiro, Eyal lo achaca directamente “al exceso de cantantes femeninas”. Cuando frente al Muro de las Lamentaciones el arrogante Eyal se muestra indignado por todo lo que se le ha ocultado, la desgarrada y algo arrogante Pía (Carolina Peters) no le da una respuesta fácil. Para ella su hermano Axel, su comportamiento y su sexualidad -de la que se pavoneaba de adolescente- tampoco es un tema fácil, como tampoco lo es el hecho de encarar que su abuelo siga con vida, manchando su presente y la relación con sus padres. La relación entre Axel y Pía es a la vez tensa, cariñosa y con un punto incestuoso que pertenece, sin duda, a la cultura alemana. Hansel y Gretel también salieron de plumas germánicas. Y es en Berlín, en la mansión de lujo donde ocultan al antiguo miembro de las SS, donde este ángel-demonio herido aprende a llorar en los brazos de Axel, siendo Axel quién ponga fin a la vida de su abuelo nazi.




El guión es habilidoso hasta el malabarismo- mezclando con sabiduría el drama, el "thriller" y la comedia de situación-, pero puede parecernos demasiado alambicado y hasta algo tramposo a quienes admiramos la no menos hábil contención de "Time off" o “Yossi & Jagger”. Sin duda la mano de Uchovsky está más presente en este filme, del que es guionista y no sólo productor. Un trabajo en el que se incide más en la situación actual de Israel que en el machismo y la homofobia del ejercito y donde se nos muestra la vida en un Tel-Aviv moderno y colorista bellamente fotografiado en todos sus escenarios y, de nuevo, acompañado de la música de su inseparable Ivri Lider. La identidad sexual en las fuerzas armadas de su país vuelve, no obstante a estar presente aquí personificado en el personaje que más drásticamente evoluciona, el falsamente hierático y adusto Eyal. Aunque quizá el cambio de Eyal pueda dejarnos insatisfechos porque esperábamos que cayera en los brazos de Axel y cae en los de Pía. Su contacto con el lado femenino es espiritual y carnal y su redención tiene algo de mesiánica. Eyal se convierte en padre. Pero su recuerdo final en la cinta es para Axel y se materializa con un lirismo que no teme rozar la cursilería en esa imagen final en la que ambos caminan sobre el mar de Galilea. No obstante, el filme nos ha planteado complejos interrogantes sobre las identidades que se mezclan, las culturas que chocan y las palabras que se contagian. La curiosidad de Eyal sobre la sexualidad de Axel se encuadra dentro de una política de lo normal que en realidad no acaba de cuajar, a pesar de la placidez del hermanamiento final.

Todas estas cuestiones sobre masculinidad y feminidad se llevan a primera línea en “The Bubble”, otra historia que puede parecernos demasiado rocambolesca pero que mantiene un magnífico equilibrio entre lo descarnado, lo realista, lo romántico y lo poético. En un momento de la cinta uno de los protagonistas de “The Bubble” dice “No empieces con Judith Butler”, una judía también desgarrada por cuestiones de género, raza y sexualidad que está quizás delante -o detrás- del espíritu de estos filmes, por la forma de cuestionar en su obra ensayística la dicotomía masculinidad/feminidad como un producto de las tecnologías de la raza, la nacionalidad y el militarismo o incluso como un abismo que confunde al sujeto entero/hetero en una posición fóbica. Como decía Trevor Hope “La homosexualidad no es la lógica que sostiene al sujeto masculino sino el abismo que lo confunde y lo arroja en su fóbica ex-sistencia”.

2 comments:

eduardo said...

Hay un chino pesado que no hace mas que dejar garabatos en mi blogg. Yo no he entiendo el chino a si que si dice algo, que no parece, no puedo leerlo.

eduardo said...

Hay un chino pesado que no hace mas que dejar garabatos en mi blogg. Yo no he entiendo el chino a si que si dice algo, que no parece, no puedo leerlo.