Saturday, April 29, 2006

MYSTERIOUS SKIN




¿OSCURA INOCENCIA?

“Mysterious Skin”, el filme de Gregg Araki y la homosexualidad infantil y adolescente.




Acaba, por fin, de salir en castellano el DVD de “Mysterious skin” (titulada aquí “Oscura inocencia”). El último y para mí el mejor trabajo del realizador independiente estadounidense Gregg Araki (uno de los abanderados del new queer cinema) no llegó finalmente a ser estrenado comercialmente en las salas españolas a pesar de sus premios en el Festival de Gijón y en varios festivales de cine gay-lésbico de todo el mundo. La película es una dura pero también poética y fascinante reflexión sobre la infancia y la herida. Las heridas que dejan en dos chavales los abusos sexuales que sufren de pequeños por parte de un entrenador deportivo. Pero además de este tema, tratado con sinceridad y sin sensacionalismos, aborda otra cuestión aún mucho más tabú. La homosexualidad infantil y adolescente. Para la psicología oficial, tradicional o no, la elección o la orientación sexual “definitivas” se adquieren en la adolescencia o incluso después pero somos muchos los que hemos sentido siempre nuestro deseo o la elección de nuestro deseo como algo que se ha manifestado mucho antes, incluso antes de lo que podemos recordar. Y sin necesidad de que nos lo definan o “diagnostiquen”. Si esto es o no oscuro o es más o menos inocente entra en categorías de juicio que no vienen al caso. La invisibilización de la homosexualidad infantil y adolescente tiene negativas consecuencias y lleva a, entre otras muchas cosas, a que no se contemple la homofobia y la violencia sexista cuando se habla (y se hace cada vez más) del famoso “bullyng” o “acoso escolar” en las aulas. Lleva también a un mayor índice de suicidios entre los adolescentes gays o lesbianas que entre los heterosexuales o a una temprana psiquiatrización de algunos de ellos y ellas. En el filme de Araki vemos que, a sus ocho años, el chaval también siente el deseo por el cuerpo del entrenador, se siente querido por él, aunque efectivamente se pone en evidencia la irresponsabilidad de éste por su forma de manipularlo y se nos muestra los catastróficos resultados emocionales del abuso. Pero como todos los filmes de Araki va más allá de lo que aparentemente plantea. Además de reconstruir ese mundo a la vez triste y ligeramente cómico, poético (con toques mágicos) y desgarrado (no exento de crudeza) de la prosa de Scott Heim (“El corazón más oscuro de la tierra”) nos muestra la dificultad de dos adolescentes, nacidos en los EEUU profundos, de desarrollar sus sentimientos y curar sus heridas en un entorno degradado, homofóbico, hipócrita y violento, donde carecen de referentes y modelos, donde la soledad se une al peso de un pasado que les ha marcado. Uno se entrega, desde la amnesia provocada por el trauma a la fantasía, las pesadillas y la autoreclusión emocional (algo muy característico de la narrativa de Heim) y el otro a la prostitución y a una vida acelerada y algo autodestructiva. Crecen en familias desestructuradas o marcadas por la opacidad y la ignorancia hacia lo que les ha pasado y su posibilidad de encuentro con iguales es muy limitada. Aunque cuando aparece está marcada por la ternura del encuentro y el reencuentro. Cómo el increíblemente divertido y conmovedor amigo de Neill. Han nacido en pequeñas localidades donde la diferencia erótica o racial es fácilmente señalada, cuando no perseguida. Sus expectativas de futuro son o trabajos basura o estudios en Universidades donde se reproduce muchas veces la misma estupidez de la que huyen. La narrativa de Araki es como en todos sus filmes a la vez delicada y agresiva, con un espléndido montaje, un hipnótico uso del sonido y la iluminación y una reinvención del hecho fílmico desde la mirada homoerótica que ya vimos en “The living end” (sobre una pareja de seropositivos) o en “Maldita generación” sobre el triángulo amoroso poco convencional formado por dos chicos y una chica muy jóvenes y algo desorientados.

La soledad y el agujero negro de una imposible transición hacia una vida mejor ancla a los personajes del que ha sido uno de los mejores retratistas de los adolescentes queers de su contradictorio y poderoso país. Araki se supera a sí mismo con este filme complicado y arriesgado, que ya parte de una novela densa y a ratos inquietante. Realizado con algo más de presupuesto que sus anteriores filmes “Mysterious skin” confirma a Gregg Araki como un “autor” en toda regla con una marcada personalidad artística y el mismo espíritu independiente, iconoclasta y reivindicativo de siempre.

1 comment:

senses and nonsenses said...

tengo muchas ganas de verla. estoy de acuerdo con lo que dices de araki. a mí me fascinó 'the living end', y me gustó mucho menos 'maldita generación'
...'the living end' en plena era del SIDA fue reveladora, lástima que no tuviera más distribución.

es la primera vez que visito tu blog pero me ha parecido muy interesante.
el artículo sobre barebacking no tiene desperdicio.

saludos.